Lo que nace después del incendio
El caos es la herramienta para desorientarnos y destruirnos.
Forest on Fire, Frederick Lee Bridell (c. 1855)
En las ultimas semanas hemos sido testigos de los inicios del caos. En los Estados Unidos, los medios venden indignación, y las redes alimentan nuestra vanidad mientras comercian con nuestro tiempo. En comunidades, particularmente migrantes, hay confusión en el mejor de los casos, y pánico en los peores.
El escenario está listo para que la Casa Blanca cause el mayor daño en el menor tiempo posible. Desde 2018, el equipo de Donald Trump ha entendido que sembrar caos y fomentar el miedo les permite distraernos mientras avanzan las políticas que realmente les importan. Steve Bannon decía que su enemigo no es el Partido Demócrata, sino los medios de comunicación, y que la mejor manera de manipularlos era darles toda la carne roja posible. “Flood them with shit”, dijo, consciente de que los medios siempre elegirían la distracción, porque la distracción vende bien en la era de Trump.
Le llaman “flood the zone”, una táctica inspirada en el fútbol americano en la que la ofensiva se concentra en un área específica para arrastrar a la defensa a un lado del campo, dejando el otro libre para anotar. Es decir, generar caos para desviar la atención y cumplir su cometido.
Uno de los efectos de esta estrategia es el agobio colectivo que genera. Poblaciones, instituciones y activistas reaccionan a la catarata de absurdos que emanan del Estado, pero, al estar siempre a la defensiva, no pueden combatir efectivamente los problemas estructurales que se siguen desarrollando. Todos jalamos en distintas direcciones, y en el proceso se rompen alianzas que requieren tiempo y cuidado para fortalecerse. En medio de la confusión, hay poco espacio para planear.
Nos bombardean con tanto al mismo tiempo que no sabemos como responder, o qué es lo que realmente necesita respuesta. Esta falta de claridad, de conexión a un propósito claro nos puede hacer caer en las profundidades del desconsuelo, hacernos sentir inútiles, insuficientes, y es justo ahí donde los que hoy tienen el poder nos quieren: aturdidos, disociados, indiferentes.
Algunos decidimos no consumir lo que sucede en “las noticias”, pero ya no vivimos en un mundo donde la información llega solo si la buscamos. Si tenemos un celular, las burradas del Presidente o el miedo que ha sembrado en comunidades e industrias nos alcanzan de todos modos—ya sea en forma de memes, titulares o preguntas de gente en nuestras vidas. En palabras de los medios conservadores, “Trump es una vibra”, y la sentiremos por todas partes.
Aunque a una escala mayor, y con herramientas aún más poderosas en manos del Estado, el momento me recuerda los días más oscuros para las comunidades migrantes en el condado de Maricopa a mediados de los 2000. Eran tiempos de confusión, rumores de redadas por todas partes. Cualquier operativo policial o la presencia de camionetas sospechosas en comercios y vecindarios mexicanos desataban alertas en mensajes de texto y Facebook. Los arquitectos de estas tácticas terroristas decían abiertamente que su objetivo era generar un clima de miedo tan extremo que obligara a la gente a “autodeportarse”.
En aquel entonces, aprendí que todas las respuestas al terror y al hostigamiento eran válidas. Incluso cuando no estábamos de acuerdo en la estrategia, era importante dar espacio para que cada quien respondiera como considerara pertinente. La expresión nos daba propósito y fortalecía la unidad.
Foto: Luis Ávila
En Emergent Startegies, adrienne maree brown nos dice que el algoritmo más eficaz en la historia de este planeta es el mundo natural. Aún si el calentamiento global termina con los humanos, habrá especies que continuarán viviendo y gozando de la Tierra. brown nos recuerda que los organismos más exitosos han sido aquellos que se adaptan mejor y más rápido. Utilizando la biomímesis, nos pregunta qué podemos aprender del mundo natural para utilizar en nuestras estrategias de cambio social.
En estos días de incendios y caos, investigué cómo reacciona la naturaleza ante el peligro inminente del fuego. Eché memoria a algunas de las estrategias que utilizamos en Arizona, e intenté encontrar similitudes con las formas en que podríamos responder ahora.
Las primeras señales de peligro
Cuando un bosque se incendia, los árboles y plantas liberan compuestos químicos, algunos de ellos vuelan por el ambiente alertando a otros organismos del peligro. Estas alarmas que viajan por el aire, ayudan a que ciertas especies den el pitazo de que se acerca el fuego, y los que pueden huyen antes de que sea muy tarde.
En el caso de las redadas, en Arizona se creó un número telefónico para reportar, confirmar, y diseminar información de posible presencia de agentes de migración. Lo importante de esta línea es que no se distribuía información que no fuera verificada, ayudando a controlar la desinformación. Un grupo de voluntarios esparcidos por todo la ciudad, y conectados por mensaje de texto, alertaban a los más cercanos a la zona para que indagaran lo que sucedía. La gran mayoría de los reportes eran falsos, pero aquellos que sí eran reales, nos habilitaron a detener deportaciones y armar una estrategia legal que ayudó a derribar algunos de los elementos más dañinos de las leyes que nos perseguían
Es importante no diseminar información sin saber que está verificada. Identificar organizaciones locales que han luchado por las comunidades migrantes, y que tienen la habilidad de verificar la presencia de autoridades será crucial. Tan solo en los primeros días, ya se han encontrado posts en TikTok e Instagram que han sido manipulados para causar temor. Algunos son de otros años, o de operativos policiacos que no tienen nada que ver con redadas migratorias. Aún así, es importante alertar a la comunidad cuando el peligro es real, así que crear o conectarnos con redes de respuesta a redadas en nuestras comunidades es un primer paso en la línea de defensa a lo que viene. Ya existen en varios estados (incluyendo Arizona), e involucrarnos podría ayudar a mantener a familias unidas en los próximos años.
La preparación como defensa
Uno de mis árboles favoritos son las secuoyas rojas, que abundan en el norte de California. Este tipo de arboles han desarrollado cortezas más gruesas que las protegen del fuego. No es una estrategia infalible, estos gigantes rojos pueden morir ante incendios de muy alta temperatura, pero la evolución les ha hecho más resistentes al peligro del fuego, y hasta nos sirven de archivo para saber cuando y como sucedieron los incendios.
Vivir con miedo nos obliga a escondernos y nos arrebata la dignidad. Una de las formas de defendernos es mediante la preparación, y esto requiere del esfuerzo de todos, no solo de las personas indocumentadas
“Dame tu seguro social”, me exigió un policía. Iba manejando por la avenida Central en Phoenix cuando me detuvo al mediodía. Tenía una reunión en un edificio en Midtown y estaba a una cuadra del estacionamiento. “¿Por qué me detuvo?”, pregunté. Me respondió que mi auto se parecía al de alguien identificado como sospechoso de robo.
Había asistido a varios talleres de “Conoce tus derechos” y sabía que no estaba obligado a responder más de lo necesario. El oficial intentó intimidarme por más de 30 minutos, buscando cualquier pretexto para confirmar su sospecha sobre mi estatus legal. Me preguntó en varias ocasiones si era ciudadano, me hizo bajar del carro e inspeccionó el vehículo.
Saber y tener certeza de mis derechos me permitió manejar la situación. Me habían detenido más de diez veces en los años previos, pero esta fue la primera vez que me aferré a no compartir más de lo necesario. Para entonces, ya era ciudadano de los Estados Unidos, y el trato que recibí no tenía nada que ver con la aplicación de la ley, sino con el acento con el que hablaba, el carro que manejaba, la ropa que llevaba o el color de mi piel. A sus ojos, era sospechoso por ser yo. Y yo tengo el derecho de vivir sin ser hostigado por ningún oficial de la ley.
Fuimos muchos los que nos negamos a dar más información de la que estábamos obligados a proporcionar. Esto nos ayudó a protegernos y a evidenciar casos de discriminación en los que los oficiales utilizaban el perfil racial para cuestionarnos y hostigarnos. De manera legal y literal, no compartir información inecesaria nos convertía a todos en ciudadanos indocumentados.
Las redadas en los lugares de trabajo y residencias eran distintas. La mayoría de las familias inmigrantes en Estados Unidos viven en estatus mixtos, entre ciudadanos, residentes, personas visadas y otros sin documentos, por lo que los planes de preparación tienen que incluir a todos. Tener un abogado, una lista clara de pasos a seguir en caso de ser detenido y fondos para la fianza pueden marcar la diferencia entre quedarse, estar confinado indefinidamente o ser deportado.
Las semillas que reforestan
Muchas especies de arboles, en particular los pinos de los bosques boreales tienen semillas parecidas a piñas, las cuales se abren con el calor del fuego, y germinan en el rico suelo del bosque apagado.
Lo que vivimos juntos en Arizona nos hizo resquebrajarnos y volvernos a construir tantas veces. Fuimos testigos o acompañantes a algunos de nuestros mejores y peores días. Esos vínculos que formamos, individuos y organizaciones, han ido cambiando, en algunas partes fortalecido, en otras desapareciendo. Así son los movimientos. Pero de esos años se construyó mucho, y todavía mantengo algunas de las amistades más preciadas, de la gente que más me inspiro.
En esos días nos faltó sembrar más. No porque no quisiéramos, pero porque estuvimos por años a la defensiva, en medio de un incendio. Muchos se quemaron y desaparecieron. Con el tiempo, otros nos olvidamos del otro. Nos distrajo el resplandor del poder.
Los gobiernos cambian, pero nosotros permanecemos. Como las semillas que emergen después del fuego, tenemos que plantar las ideas que queremos que broten cuando pase esto.
En tiempos así, es fácil enfocarnos en cómo cambiar nuestros futuros. Lo más fácil es ver las próximas elecciones como el camino más práctico al cambio, el cual esperamos se dará por o a través del Estado. Pero en los más de 20 años de estar involucrado en el movimiento inmigrante, he aprendido que nunca es así.
Los grandes cambios vienen cuando generamos conciencia política desde fuera de los aparatos de poder. Se puede hacer desde el arte, la ocupación de espacios, la intervención irreverente, la ayuda mutua. Experiencias que van más allá de la defensa, y nos fortalecen entre nosotros.
En los próximos meses, veremos innumerables reacciones a los ataques de la administración: protestas, boicots, mesías y charlatanes. Nuestro deber será mantenernos alertas, preparados y conectados a redes de apoyo.
Ya somos ecosistemas, y los incendios no han llegado a todas partes, ni tienen por qué hacerlo. Donald Trump tiene más poder que nunca, pero no es más fuerte que nosotros cuando estamos unidos y organizados.
Desde la práctica, me gustaría crear un espacio para explorar qué significa ser semillas; un espacio para escribir y compartir con otros. ¿Qué escribirías sobre los futuros que queremos ver como migrantes en Estados Unidos? ¿Qué imaginamos después del incendio?.
Si te interesaría participar en un taller así, mándame un mensaje para hacerme saber tu interés. Tal vez sean un par de sesiones en línea: leeremos algo nuestro, algo de otros, y nos comentaremos.
Si conoces a alguien a quien le interesaría el taller o la información de esta semana, compártele La Bella Práctica y armemos algo juntos.