Foto: Luis Ávila
¡Bienvenidos de regreso a la Bella Práctica!
En las próximas semanas voy a estar dedicando tiempo a un par de proyectos que he estado desarrollando por algunos años, y voy a utilizar esta plataforma para compartir más sobre el proceso creativo en el que me encuentro.
En la práctica pasada compartí la importancia de la lectura en la creatividad y la necesidad de expandir como la definimos. Esta semana escribo más acerca de la estructura que yo utilizo para desarrollar historias.
No existe un proceso único para escribir un libro, ya sea ficción, ensayo o biografía. Sin embargo, tener una estructura de creación nos ayuda a organizarnos y a saber en qué etapa del trabajo estamos. Con mi último libro, Nómada Temporal, el proceso de creación se desarrolló de manera espontánea. Comencé a escribir una bitácora de viaje, que años después convertí en crónicas por medio de un trabajo de edición. En esta ocasión, les comparto la estructura de la novela que estoy escribiendo, la cual espero les sea útil para cualquier proyecto que quieran crear.
No soy muy bueno expresando sentimientos verbalmente. Aunque puedo decirle a alguien lo que siento por ellos, me resulta difícil expresar lo que ocurre en mi interior: las discusiones que tengo conmigo mismo o lo que estoy intentando comprender de mí. No es algo que voy a poder extirpar de mi; así soy. Pero intento ser consciente de ello y reconocer que no siempre tengo la sabiduría para entender nada, por lo que escribir o hablarlo con otros me es útil.
Hace algunos años, con el propósito de entender por qué vivía con un sentimiento de persecución, como si algo malo estuviera siempre a la vuelta de la esquina, utilicé la escritura para procesarlo. Crecí en un ambiente de incertidumbre emocional y física, donde las consecuencias podían ser extremas: violencia, muerte, desaparición. La discreción y el control de información eran esenciales para sobrevivir.
Afortunadamente, mi espíritu curioso me llevó a buscar terapia psicológica desde joven, algo que hice sin conocimiento de mis padres. Aunque hoy la terapia es más aceptada, en aquel entonces era un tabú. Para mí, era un espacio seguro donde podía ser completamente sincero, y de la mano de ayuda profesional, me ha ayudado a procesar mis sentimientos mediante la escritura.
Durante la pandemia decidí llevar esta idea más lejos y me inscribí en un taller de literatura de memoria. Cada semana, junto a otros escritores, recibíamos asignaciones para recrear recuerdos con detalle: personajes, olores, lugares. Aunque la dirección era amplia, yo decidí desarrollar cuentos cortos protagonizados por un joven adolescente que vivía en una ciudad neblinosa en donde la violencia estaba normalizada. Todas las historias basadas en mi memoria, aunque realzadas con detalles y las libertades de la ficción.
El instructor me daba retroalimentación semanal. Siempre esperaba con ansias sus notas, y en alguna ocasión me dijo que él también esperaba mis textos con emoción, ya que le gustaba leer del jóven. Al terminar el programa, me preguntó si había considerado conectar esos cuentos en una sola historia. Esa idea se quedó conmigo, y después de mucho tiempo, decidí convertirlos en una novela
No fue una decisión impulsiva ni fácil. Me llevó casi un año idear cómo estos cuentos podrían transformarse en un proyecto mayor. Durante ese tiempo, seguía escribiendo otras cosas, pero comprometerme a una novela era otra cosa. Uno puede entregarle su mente y su corazón por años a un proyecto, solo para terminar con algo sin sentido, este es el riesgo del escritor. Como yo no quiero perder el tiempo, y hay tanto que quiero crear, la decisión de enfocarme en una historia es algo que no tomo a la ligera.
Al final, lo que me ayudó a volcarme sobre la novela fue que es algo que siento que tengo que hacer, sin saber si será una novela publicada o siquiera una buena novela. Lo único que tengo claro es que necesito darle vida a esta historia y crear un mundo a su alrededor. Lo que venga después, vendrá.
Para mí, escribir es un acto liberador. Aunque disfruto la ilusión de crear desde el desparpajo de la libertad, también reconozco que la disciplina es esencial. Las estructuras en el proceso creativo me ayudan a seguir adelante cuando siento que pierdo el hilo de la historia. La creatividad es algo que puede volar como un papalote en el cielo, libre, aunque siempre con la posibilidad de perderse.
Para escribir un libro, tenemos que estar obsesionados con ello. Tenemos que respirar, pensar, ver, oler, escuchar, lo que estamos creando. En la página se crean mundos, los escritores somos arquitectos de la imaginación de otros, así que entre más conocemos lo que creamos, entre más íntimo sea, más cercano a la realidad nos va a parecer.
Elementos de mi proceso creativo
Tener una razón clara - Desde escribir estas prácticas semanales, traducir un texto, o escribir una novela, primero tengo que responder, ¿por qué quiero contar esto?. Es un ancla para la creación, algo que nos ayuda a regresar a lo importante y nos mantiene alejados de distracciones. Si podemos responder a esa pregunta y sentir que lo hacemos honestamente, entonces nos puede dar la motivación o la claridad para seguir, aún si la respuesta cambia en el proceso.
Cómo voy a contarlo - Vivimos en un mundo en el que todo lo ponemos entre lo "bueno" y lo "malo". Las personas, sus acciones, sus decisiones. Esta dicotomía arrebata nuestra humanidad, y hace al mundo un lugar de ganadores y perdedores. Yo quería contar una historia de gente multidimensional, algo que nos acerque a nuestra condición humana. En el proyecto que trabajo, es importante que los dos personajes principales puedan mostrarse en toda su complejidad, pero también crear suficiente empatía en el lector para que cuestione qué haría en su lugar. Decidí contar su historia desde la intimidad de un auto, en un road trip. Este recurso me permitió entablar diálogos profundos y, al mismo tiempo, usar los paisajes del camino como un lienzo en blanco donde los personajes puedan deambular en sus pensamientos. Esta decisión me llevó a explorar el género de la literatura de carretera, abriéndome a descripciones ricas y maneras propias de narrar conflictos y desarrollar personajes vibrantes.
Documentación - Para comenzar a aterrizar la historia, es importante decidir cuándo sucede e investigar acerca de esa época. En uno de los proyectos en los que estoy trabajando, me di cuenta de que la existencia de celulares podría cambiar totalmente la condición de mis personajes. Si los personajes se podían comunicar por texto, la tensión que buscaba generar se perdería. Este hecho me llevó a situar la historia hace más de 20 años, lo que me permitió apegarme a realidades y conocimientos de esa época, pero también me dio libertades creativas para imaginar cómo esos tiempos afectaban a mis personajes. Este proceso de definir la época en la que la historia sucede fue clave en la documentación, un paso crucial en la creación del mundo narrativo. Investigar cosas como qué sucedía en en la sociedad en esos días, cuáles son las realidades sociales y políticas, cuando nacieron, cuándo fueron a la escuela, qué música escuchaban, etc. Este proceso, que es uno de mis favoritos y que nunca se detiene, me lleva a sumergirme en los detalles y, hasta el día de hoy, sigo encontrando información que enriquece el mundo en el que ocurre la historia.
Desarrollo de personajes - Uno de las cosas que más he escuchado cuando recibo retroalimentación es que mis textos son muy descriptivos. Los guiones de cine y teatro, y la manera en la que dirigen la creación de escenarios, son parte de mi crecimiento artístico desde los 15 años. Dado a esto, mis textos en ocasiones parecen guiones de cine, por la manera en que describen lugares o las acciones de personajes. Esto es algo de lo que intento ser consciente al escribir porque puede distraer al lector, pero también es algo que utilizo en la creación de personajes. Utilizo tarjetas biográficas para detallar la vida y motivaciones de la persona que estoy creando. A veces escribo pequeñas historias en las que el personaje está haciendo algo distinto de lo que sucede en la novela, para explorar las decisiones que tomaría. Cada personaje tiene varias tarjetas biográficas, y les sigo agregando cosas mientras voy escribiendo.
El timeline de la historia - Hay escritores que desarrollan la narrativa de un jalón, y he conocido a otros que la construyen como un edredón de retazos. Yo he estado escribiendo fragmentos del libro sin un orden específico, aún cuando desde el principio tenía un bosquejo de la trama. Utilizando notas que había tomado por más de un año, creé un documento en el que listé los capítulos que pensaba que tendría la narrativa. Desde entonces, le he quitado o puesto capítulos al timeline, respetándola como la columna vertebral de la narrativa, y sabiendo que tiene un arco y un por qué, el cual me ayuda a contenerla, a que no se convierta en un laberinto inintencionado (no como Rayuela), o a que se asfixie por falta de flexibilidad.
El santuario y la escritura - Escribir con un propósito y tener objetivos es lo que me ayuda a terminar proyectos. Sin embargo, me cuesta trabajo enfocarme a escribir sin tener espacios físicos y de tiempo para hacerlo. Puedo pasar años desarrollando el mundo y los personajes sin sentarme a escribir la narrativa. Gracias al Club para Escritores Unicorn, aprendí el concepto de "santuario". Este consiste en utilizar herramientas de planeación para crear el tiempo y espacio para escribir. Para la creación de mi santuario hago una proyección de lo que voy a escribir y creo un ambiente físico que fomente la creatividad. Me gusta tomar té o un trago para transicionar hacia la escritura y enciendo una vela aromática para sentir que estoy en un espacio distinto, aunque sea la misma oficina. También escucho música que me conecta con mis personajes y utilizo ese tiempo para revisar las notas que voy tomando entre sesiones de escritura. Todo esto me ayuda a dedicar tiempo sin distracciones para la creación.
"Si quieres algo — realmente lo quieres, lo quieres tanto que lo necesitas como el aire para respirar, entonces, a menos que mueras, lo tendrás” - Octavia Butler.
La semana entrante compartiré más sobre los santuarios y cómo estos me ayudan en mi proceso creativo. Mientras tanto, ¿cómo estructuras tú tus procesos creativos? ¿Tienes algún consejo o pregunta? Agradezco tu tiempo, atención, te deseo lo mejor en las fiestas y ¡nos leemos pronto!