Fotografía: Erika Hall
Hola, si acabas de llegar a La Bella Práctica, te doy la bienvenida. Mi nombre es Luis Ávila y aquí practico la escritura. Comparto ensayos, relatos cortos y reflexiones sobre los tropiezos y aprendizajes del acto de crear.
De vez en cuando también comparto cosas que me encuentro en el camino: Bellas Cosas que me inspiran, informan lo que estoy creando, o simplemente una lista, una excusa para darme más tiempo cuando me atraso en esto de escribir. Aquí están las dos últimas, por si te interesan: 1, 2.
Gracias por compartir La Bella Práctica con otras personas, por escribirme y contarme lo que piensas sobre los textos de las últimas semanas. También me gustaría recibir lo que has disfrutado últimamente, algo que te haya inspirado o simplemente te haya hecho sonreír.
¡Nos leémos pronto!
Bellas Cosas
Un disco.
Mercedes Sosa, Nueva York, 1974
Mercedes Sosa
En estos días, en los que el fascismo está teniendo un come-back, me he refugiado en la simplicidad y la fuerza de esta grabación, reeditada en noviembre de 2024. Es Mercedes tocando el bombo, su voz a los 39 años y la guitarra. Fue una época en la historia de América Latina en la que los gobiernos autoritarios abundaban y los cantores denunciaban. Uno de mis momentos favoritos es cuando dedica una canción a Víctor Jara, recién asesinado por el Estado chileno.
Cuando no estoy escuchando a La Negra me inspiro con Benito y su tributo a Puerto Rico, o las versiones reimaginadas de éxitos tumbados de Danny Félix.
Un show.
Thriller
Me atraen los personajes en los que la humanidad se reconoce a través de su imperfección, de sus decisiones detestables. Esta serie, protagonizada por Cate Blanchett y Kevin Kline, es una reflexión sobre el significado de la verdad en tiempos del cancel culture, el poder de la venganza y las historias que compartimos. Por momentos, el diálogo se siente cargado—después de todo, es una adaptación de una novela—, pero las actuaciones y la dirección me mantuvieron atrapado en la historia y sus consecuencias. Escrita y dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón, la miniserie será solo una temporada, aunque bien podría haber sido una gran película…
Un libro.
Álvaro Enrigue
Me gustan las novelas basadas en hechos históricos, especialmente aquellas en las que personajes que la historia ha vuelto unidimensionales cobran profundidad, acercándonos tanto a ellos que sentimos conocerlos de manera íntima. En este libro, Enrigue nos cuenta una versión de cómo se conocieron Hernán Cortés y Moctezuma, y de lo que pudieron haber sido esos primeros días de desconfianza y estrategia en la gran Tenochtitlán. Uno de los artificios que más disfruto de Enrigue es cómo contemporiza la historia con diálogos que suenan como si la Malinche viviera en la actualidad, o cómo, a veces, nos saca del momento histórico con una canción o una frase.
Un Podcast.
Have We Missed the Message? With Ta-Neihisi Coates
Spotify Podcasts
Desde su paso por The Daily Show, Trevor Noah ha producido poco, pero algunas de sus conversaciones con pensadores y figuras públicas siguen siendo de mis favoritas. Es un inmigrante de Sudáfrica, y su visión de lo que es y podría ser Estados Unidos es algo con lo que me identifico. En esta conversación con el pensador Ta-Nehisi Coates, hablan sobre sus certezas e inseguridades al intentar comprender la situación en Gaza. Discuten su perspectiva como hombres Negros estadounidenses acerca de la ocupación y el desplazamiento.
En uno de los intercambios, Coates pregunta: "What are we to each other?", en referencia a la conexión —o falta de ella— entre personas Negras en distintos lugares del mundo. Me hizo pensar en lo mismo para los latinoamericanos: "¿Qué somos el uno para el otro?", tanto quienes estamos dentro de Estados Unidos como quienes viven al sur de la frontera. Coates dice que, para él, "la raíz de la hermandad [entre los Negros] es un profundo sentido de pérdida, un duelo".
Una práctica.
Ser testigos
Miles de jóvenes han tomado las calles de Estados Unidos desde el inicio de las redadas para deportar inmigrantes indocumentados. En las ciudades más grandes, dos o tres protestas se organizan diariamente en distintos puntos. Jóvenes con banderas mexicanas y de otros países han ocupado espacios y exigido un alto a las deportaciones.
Estos jóvenes han superado la capacidad organizativa de los grupos pro-inmigrantes del país y han tomado el control de las imágenes y la narrativa que se está construyendo en torno a este tema en Estados Unidos.
A consecuencia de las protestas, algunas de las discusiones se han centrado en el hecho de que los jóvenes ondean banderas mexicanas o de otros países. La crítica ha sido que podría ser contraproducente que los estadounidenses los vean ondeando la bandera de otra nación. En 2006, cuando se organizaron las protestas pro-inmigrantes más grandes en la historia del país, la conversación era la misma. Se decidió que todos vistiéramos de blanco, y yo fui parte de las voces que llamaron a unirnos bajo la bandera de las barras y las estrellas.
Pero ya pasaron casi 20 años, y esa estrategia de respetabilidad no sirvió de nada. En vez de criticar a los jóvenes por la bandera que ondean, decidí protestar con ellos. En la última semana he sido testigo de su poder, su coraje y la realidad de que no tenemos avenidas inmediatas de cambio más que la protesta y la protección contra la separación familiar. Si la manera de expresarlo es ondeando una bandera que representa su herencia cultural, el orgullo de donde vienen sus padres, entonces esa bandera es resistencia, una afirmación de pertenencia que solo encuentran en el águila sobre el nopal devorando la serpiente.
Así que, si te sientes conflictuado, si te incomoda la manera en que los jóvenes están tomando cartas en el asunto para enfrentar la opresión contra sus familias, entonces sé testigo de su poder. Asiste a una de las protestas que se están organizando en todo el país, escribe lo que ves, comparte lo que piensas y sé parte de la efervescencia que la juventud está creando.
No hemos ganado nada permanente en este país, pidiendo que se respete nuestra humanidad y como parte de esta sociedad. Las acciones de este país nos demuestran que no somos más que mano de obra desechable, deportable, y ninguna bandera va a cambiar eso.